Crear una obra que transcienda la realidad y nos conduzca a lo insondable solamente está en manos de los grandes maestros.

El mundo del noveno arte nos ha introducido en el mundo de la guerra, de los superhéroes, de la acción policial, del terror, etc. Ahora, son escasos los trabajos donde exista una incorporación de elementos meta- en la narración. En este trabajo vamos a hacer una somera exposición de algunos trabajos relacionados con este carácter e intentaremos mostrar la dificultad que implica adentrarse en este mundo. Comencemos.
Cuando hablamos de lo meta-, nos referimos a la introducción, en la narración, de esos elementos que transcienden lo subjetivo y nos conducen a un ámbito más elevado y abstracto. Algunos autores han utilizado el término de trans-subjetivo para referirse a él. Es decir, aquello que está por encima de las personas individuales y que afectan a la globalidad de la humanidad. En este sentido, muchos trabajos hacen referencia, de un modo u otro, a los valores de una determinada cultura. Al fin y al cabo, los superhéroes siempre manifiestan algún elemento ético en su acción (por ejemplo: Superman es la personificación de la justicia, Wonder Woman de la verdad, etc.). No hablamos de esto.
Uno de los mejores ejemplos del carácter meta- en el cómic, lo podemos encontrar en la afamada serie Rork (ECC) firmada por el prestigioso Andreas. En esta obra el autor experimenta con elementos propios del arte pictórico y conforma una historia donde se cuestiona la realidad. En este sentido, Rork es un personaje complejo (repleto de matices y con gran capacidad de deducción) que permite a Andreas construir una obra en la que el lector se va a cuestionar de manera permanente.
La propia narración visual está construida también como una dialéctica con aquello que trasciende la realidad mundana. De hecho, son constantes las transformaciones en el uso de la página como instrumento narrativo. Las viñetas largas y verticales, conviven con páginas repletas de viñetas pequeñas que ralentizan el ritmo de lectura y conduce al lector a un contexto subjetivo que trasciende la propia obra. En este sentido, y sin ningún lugar a dudas, Rork es una auténtica obra de arte.
Esto mismo, aunque de un modo menos acusado, lo encontramos en algunas obras de Breccia. Estamos pensando en Sueños pesados y El corazón delator y otros relatos extraordinarios de E. A. Poe, entre otras. En este caso, lo trans-subjetivo proviene de la mano de Breccia y, no tanto, de la narración escrita. El trabajo del maestro Breccia transgrede los elementos perceptivos y nos va a hacer sentir extraños y superados por la obra. En este caso, no hay un uso particular de la estructura de viñeta, como sí hacía Andreas. En estas obras nos toparemos con una narración visual que conduce hacia lo real, que trasciende la realidad y nos obliga a repensar nuestras propias convicciones como humanos.
Por supuesto, no son los únicos autores que logran introducir elementos meta- en la narración. Ahora bien, desde luego son dos de los más grandes del mundo del cómic y logran darle la vuelta a nuestra cabeza. En los últimos tiempos hemos encontrado una obra que, sin llegar a los niveles de estas otras, es también notable. Hablamos de El mecanismo, sobre la que ya hemos hablado en otra ocasión.
Por Juan R. Coca