La realidad del sector del cómic en toda la Península Ibérica es chocante y paradójica. Por supuesto tiene grandes virtudes, aunque también presenta ciertas carencias; tiene futuro con un presente complejo. Para conocer mejor lo que tenemos frente a nosotros, vamos a realizar un recorrido por el cómic español y portugués para ahondar en cómo transcurrió el año 2021.

El cómic español

El 2021 podríamos indicar que el cómic español tuvo tres caras bien marcadas. La primera se encuentra en las grandes editoriales (a saber: ECC y Panini), que siguen publicando la mayoría de las obras en español. En este sentido, ECC ha aumentado su presencia en el sector, incorporando nuevas líneas editoriales como Skybound y también poniendo en marcha nuevas colecciones o estrategias (como la opción de bolsillo). Panini, por su parte, además de las colecciones clásicas, ha dado un fuerte impulso a las series Must Haven y Heroes Reborn.

De un modo u otro, las dos editoriales están centradas en la incorporación de nuevos lectores. Para ello, están centrado (además de en la recuperación de los clásicos) en la promoción de las nuevas líneas editoriales en las que los héroes se actualizan para llegar a un público más joven. Sin embargo, también están haciendo esfuerzos para publicar trabajos de carácter menor comercial, tales como la traducción de cómics europeos (Zardo, Apocalipsis, entre otros) y latinoamericanos (Biblioteca Breccia en ECC, por ejemplo).

La segunda vertiente más destacada está representada por sellos editoriales de tamaño medio, en concreto podríamos hablar de Norma (que publica los cómics más premiados de Europa), Astiberri (que tiene libros españoles muy destacados) y Planeta (centrada en el manga, el cómic americano de calidad y Star Wars). Las tres editoriales tienen en común, por lo tanto, que se centran en la publicación de obras europeas de prestigio y con un marcado carácter literario. De ellas, podríamos decir que Norma es la más europea, Astiberri la más ibérica y Planeta la más estadounidense, pero esto es una idea genérica y, por lo tanto, imprecisa de su producción que pretende ayudar a comprender el panorama actual.

Al mismo tiempo, las pequeñas editoriales en español están haciendo un gran esfuerzo por publicar obras de gran nivel y prestigio. Podríamos destacar las obras que El Torres está publicando en la editorial Karras. También las obras de Aleta (con especial mención a Cachorro), aunque también está haciendo una recuperación de obras clásicas americanas (The Stringbags, Winterwold o Danger Unlimited). Dibbuks, por su parte, publica obras europeas (Spirou, la impresionante Shangri-La o el recopilatorio Midnight Tales) y obras de escritores españoles tales como Siembra, de Guillermo Saavedra. Drakul también apuesta por el trabajo de escritores españoles como, por ejemplo, Javier Ara (Atraco a mano alzada o Inversión oscura). Diábolo emplea una línea semejante de recuperación de clásicos (Weird Science) y de apuesta por autores locales (Holms y

Piorot, de Jali). Dolmen también hace esta doble línea de recuperación (Flash Gordon o El Fantasma) y de promoción de autores españoles (Esther, Tumba u obras de Enrique V. Vegas).

En resumen, en el mundo español nos encontraremos una visión claramente europeísta, otra estadounidense y otra local. Sin embargo, la importancia del cómic estadounidense sigue siendo mayoritario. Echamos de menos, la publicación de obras de autores latinoamericanos que puedan nutrir e implementar el actual sector español.

La banda desenhada lusa

Para conocer más a fondo la banda desenhada de nuestros hermanos portugueses, hemos hablado con uno de los mayores especialistas portugueses del sector: Nuno Pereira de Sousa (fundador del sitio web Banda Desenhadas). El nos indica que «hasta el final de noviembre, se publicaron más de 210 libros de cómics, distribuidos en librerías y/o puntos de venta de periódicos, así como más de 50 publicaciones distribuidas por canales alternativos a esos medios clásicos. Esto es, disponibles, exclusivamente, en eventos o en un pequeño número de locales; así como por compra directa a los autores o editores”.

Como todos hemos visto, estos datos suponen un total de más de 260 publicaciones. Esta información implica que se incrementaron las cifras de edición, comparando el 2021 con el año anterior. Estos son buenas noticias, aunque también podemos indicar que la pandemia trajo consigo alteraciones en el sector editorial luso. De hecho, nos indica Nuno Pereira, en estos dos años se ha producido una reducción de la publicación de obras provenientes de los Estados Unidos de América. En 2019 el número total de obras de origen estadounidense ascendió a 90 y, en noviembre de 2021, se redujo a 30. En el polo opuesto nos encontramos la obra francófona, que en 2019 suponía un total de 55 títulos y a finales de noviembre 2021 ascendió a 89.

Según nuestro experto, “Portugal es el país más representado, con un total de 77 ediciones». Esto demuestra la clara defensa que el sector editorial y la población hacen de su propio producto. Ahora bien, «de estas 77 publicaciones identificadas por el sitio del Observatorio del Cómic, alrededor del 50% tienen una distribución alternativa, y por tanto no tienen distribución al público en general (es decir, librerías y quioscos)». Por lo que la realidad comiquera portuguesa se asemeja a la española. El sector del cómic donde la distribución es convencional y llega más al público, no apuesta demasiado por el producto nacional.

Concluyendo

El sector editorial y el público en general (en toda la Península Ibérica) no apuestan demasiado por las obras propias. Existen autores consolidados que tienen influencia e impacto, pero todavía queda mucho por hacer para establecer y configurar un sector sólido y fuerte. Además, paradójicamente, no existe una gran influencia entre ambos países. Digo que esto es paradójico, puesto que existen claras convergencias culturales que habría que tener en cuenta. Si el sector editorial peninsular se uniera, sus posibilidades de edición, distribución y comercialización sería notablemente mayores. Me pregunto si no habría posibilidad para realizar una estrategia común en este sentido.

Por Juan R. Coca