Alex Graham nos plantea una obra cruda, ágil y actual

Portada de Bog Biscuits.

La pandemia ha abierto diversas heridas en el tejido social. Estas brechas se han hipertrofiado gracias al impacto mediático de la pandemia. Todo ello unido a una sociedad emocional y, en cierto sentido, frágil. En este contexto, las relaciones sociales y humanas también se visto afectadas. Parece que podría resultar obvio que nos veamos abocados a una mayor confusión ante lo que nos sucede.  

El underground es uno de los sectores del cómic que mejor responde a la actualidad y que, además, sigue presentando obras con unas características narrativas envidiables. En este sentido Alex Graham nos retrata las vivencias de un grupo de personajes en el contexto pandémico. La soledad, la introspección de cada uno de los personajes se va encaminando hacia una necesidad imperante del otro.

En Dog Biscuits se opta por un triángulo en el que la protagonista parece que está en búsqueda de una posición en una realidad que le confunde y, en cierto modo, le supera. En esta exploración, también se nos mostrará cierto choque generacional. Estos aspectos son narrados de un modo directo y juvenil (por lo menos en lo relativo a una parte de la obra). A su vez, en algún sentido, la obra es cruda y directa.

Estamos ante una obra repleta de matices, conflictos y paradojas. Una obra adulta que explora la manera en que los protagonistas se sitúan ante la realidad. Esto quiere decir que cada uno de ellos construirá una percepción de su mundo y, a su alrededor, generará cierto ambiente que, de un modo u otro, va a condicionar a los demás. Ante esto sorprende Rosie, una joven desinhibida carente de complejos y repleta de conflictos internos.

La narración escrita nos ha resultado chocante. Por un lado, estaremos ante un lenguaje y una actuación juvenil en los personajes. Por otro, Graham nos mostrará una historia con muchos elementos melancólicos y, en cierto aspecto, tristes. Ahora bien, como la narración fluye y hace que la obra resulte rápida, estos elementos quedan diluidos.

La narración visual está estructurada de un modo estable. Todas las páginas tienen seis viñetas. Seis páginas inalterables que transmiten una sensación enorme de racionalidad y reflexión en su diseño. En cambio, cuando nos introducimos en la narración escrita. La situación cambia, tal y como indiqué antes. Por otro lado, se opta por cambios duros y bien marcados en la narración. Esto hace que la obra no aburra, en absoluto, y tengamos la sensación de estar ante una especie de descripción antropológica de la vida en relación.

La obra ha sido galardonada con el V Puchi Award y ha sido publicada por la editorial Fulgencio Pimentel. Más allá de estas calificaciones y etiquetas, este trabajo es rompedor, por realista. Paradójicamente, sus personajes son animales antropomorfos que transmiten emociones y conflictos con eficacia. El dibujo es sencillo, sin demasiados alardes, directo y claro. En definitiva, un planteamiento visual y escrito vehemente que convierte a esta obra en una verdadera maravilla.

Por Juan R. Coca