Portada de la obra Mirror (Astiberri)

El noveno arte es sumamente creativo. Parte de este hecho, está vinculado a las limitaciones que siempre han acompañado a su desarrollo. Al fin y al cabo, no es un arte con mecenas, ni tampoco es consumido por los sectores más poderosos de la sociedad. Efectivamente, hoy en día esta viviendo cierto resurgimiento gracias al aumento de las compras y de su lectura. Sin embargo, ello no invalida lo que acabamos de indicar.

Las limitaciones obligan a los creadores a buscar alternativas para narrar sus historias sin que ello les genere grandes problemas. Por esta razón ha sido frecuente el uso de animales antropomorfos (furries) para evitar el impacto negativo de un suceso en el lector. Obras como Krazy Kat, Maus, Blacksad, Fritz the cat, Whodunnit?, Yo mate a Adolf Hitler, Dog Biscuits, entre muchas otras, son buenos ejemplos de lo que estamos indicando. Algunas de ellas tratan temas espinosos, por lo que el uso de esta estrategia permite atrevimientos y aventuras que el realismo haría más difícil.

Por otro lado, existen un conjunto de obras que nos presentan mundos complejos, oníricos, terroríficos, alternativos, extraños, irracionales, etc. Estos trabajos son realmente arriesgados ya que se puede caer, con facilidad, en el sin sentido, en el absurdo e incluso en el ridículo más espantoso. No voy a dar nombres para evitar afectar, negativamente, a nuestros lectores. No obstante, estoy seguro que muchos de vosotros habréis tenido en vuestras manos obras con estas características.

No obstante, también nos encontramos con obras creativas con gran capacidad de seducción y con una narración solvente. Ahora mismo, me vienen a la cabeza trabajos como Sandman, Locke & Key, Bone, Promethea, Hellboy o El Incal. También recuerdo Rork, Ether, Mirror o El subsuelo. Un conjunto de obras más o menos arriesgadas que se adentran en problemáticas profundas a través de la fantasía o el surrealismo. La apuesta por estos elementos hace que estas obras logren tener un carácter rompedor y chocante. Además, nos hacen pensar sobre la realidad en la que vivimos desde otra perspectiva. En este sentido, podemos narrar, reflexionar o ironizar sobre nuestras relaciones con los demás. Pensemos, por ejemplo, en cómo nos relacionaríamos con los demás si tuviéramos nuestra boca en el cogote, tal y como le sucedió al Joker en Batman Intercambio. O cómo lo haríamos si tenemos ante nosotros seres híbridos como los que nos muestra Emma Ríos en Mirror.

La fantasía, lo enigmático, lo demoníaco y, por supuesto, también el surrealismo, de un modo u otros son elementos con gran potencial creativo. Estos elementos, junto con el uso de animales ofrecen posibilidades narrativas que separan al cómic de otras expresiones artísticas. No afirmo que éste se encuentre completamente alejado de la literatura, la pintura o el cine, sino que logra, a través de su particular manera de estructurar la creatividad, narrar de un modo especial. Sin embargo, como también sucede en estas otras expresiones artísticas, el riesgo narrativo puede acabar convirtiendo la obra en una especie de esperpento. No obstante, ¿qué es la vida sin riesgo?

Por Xiana Martín.