Portada de Calavera Lunar (Astiberri)

Albert Monteys es uno de los representantes más interesantes del cómic de humor en nuestra región. A finales del siglo pasado publicó las aventuras y desventuras del personaje de calavera lunar. Las historias están asentadas en un mundo extraño y con ciertos elementos surrealistas. Una especie de ganchillo narrativo de ideas creativas que nos hacen sonreír por reconstruir el mundo de la vida. Esta reconstrucción busca reconvertir significados y sentidos otorgados habitualmente a los sucesos cotidianos. ¿Qué contiene una nariz? ¿Qué es lo posible?

Monteys ha logrado que las historias que se nos presentan aquí sigan de actualidad por el uso de uno de los elementos que más interés suscitan: el surrealismo. Ahora bien, también es cierto que un nutrido grupo de personas detestan tal estrategia. La razón podría estar en la ruptura de la realidad y la confrontación de la visión surreal con lo que tenemos ante nosotros. Ahora bien, el potencial de reflexión y de profundidad de algunas historias es enorme. No tanto por los aspectos filosóficos o éticos planteados (aunque existen estos planteamientos entre sus páginas), sino por las alternativas que nos abre.

Página interior

Charles Sanders Peirce nos mostró que las personas deducimos e inducimos. Ahora bien, también se produce en nuestra mente un fenómeno sumamente interesante que está estrechamente ligado a cómics como éste: la abducción. Este razonamiento es el pensamiento “eureka”, ese flash que ocurre en nuestra mente. Pues bien, al entrar en las páginas de esta obra esto se dispara. Posiblemente uno pueda leer las relaciones afectivas entre los personajes y simplemente se divierta por las situaciones. Otros podrían darse cuenta que mucho de lo que sucede en la actualidad se asemeja a tal absurdo.

En definitiva, estamos ante una obra necesaria y sumamente divertida. Un trabajo clásico en su estructura, en sus páginas y en su colorido. Una obra que, como siempre sucede con el humor, es sumamente inteligente y sugerente. Por todo ello damos nuestra enhorabuena a la editorial por recuperar este tipo de obras.

Por Juan R. Coca