
Uno de los tópicos recurrentes en la literatura, en el cine y, por supuesto, también en el cómic, son las narraciones sobre las transformaciones o evoluciones de los personajes. Este hecho permite mostrar los cambios en la percepción del mundo, las modificaciones en las relaciones humanas e, incluso, la evolución interna de cada uno de nosotros.
Pues bien, el pasado 25 de octubre, la editorial Il Castoro publicó el cómic titulado Tempo da lupi. Este trabajo es una adaptación de la novela homónima del conocido Francesco D’Adamo. La adaptación corrió a cargo de Andrea Fontana y las ilustraciones están firmadas por Ste Tirasso. Este equipo de creadores ha realizado una obra con elementos morales y psicológicos.
Tempo da lupi muestra como un joven va madurando y creciente. Este joven es un chaval que vive cómodamente en la ciudad y que es un tanto inseguro y temeroso. Como no podía ser de otro modo, es necesario barnizarlo de cierto carácter de héroe clásico, de ahí que los autores optaran por mostrar que no tiene padres y por eso vive con su hermano mayor. Siguiendo con estos elementos trágicos, la obra nos cuenta que, tras un accidente, este joven tendrá que enfrentarse con una manada de lobos salvajes. En este sentido, como me indica Dani Paramá, esta historia recuerda al cómic de las Wolfwalkers.

Este suceso hará que salga de su particular modo de estar en el mundo y acabe transformado. En este sentido, el cómic va de esto. De la manera en que cada uno de nosotros nos situamos ante el mundo y como esta posición va a condicionar nuestra vida, nuestras decisiones, etc. Fontana plantea la obra de un modo sencillo y directo, incluso algo dulce. En este sentido no es una obra descarnada. Su planteamiento no es morboso, se centra en la transformación interna del protagonista.
La obra es amable y sin pretensiones. Esto permite que el trabajo pueda ser interpretado de diversas maneras. En este sentido, un público más joven puede ver el cómic como una obra repleta de acción, mientras que un público algo más maduro, puede llegar a comprender mejor los entresijos de la evolución del protagonista.
Por Xiana Martín.