El mundo del comiqueo es mucho más complejo de lo que, en principio, puede parecer. Cuando uno se adentra en sus entresijos, se encuentra con raíces profundas que dan vida a un tipo de creación artística peculiar y, en ocasiones, muy transgresora. Este es el caso de la editorial Unbrained Comics. A lo largo de los próximos días os iremos hablando de diversas obras de esta editorial, todas ellas impactantes y muy recomendables. Hoy nos centraremos en ¿Quién pensará en el águila de los fieles?, guionizada por Jota Medina, dibujo de Sergio Ogre y color de Jota García.

Esta obra, como suele ser habitual en el cómic underground, utiliza ciertos elementos clásicos de la vanguardia. En este sentido, como bien indica Calinescu en su obra Cinco caras de la modernidad, “la vanguardia es una parodia de la modernidad consciente y deliberada”. Además, esta parodia busca ser grosera y tosca, tal y como suele hacer el cómic underground constantemente. Pues bien, ¿Quién pensará en el águila de los fieles? es un magnífico ejemplo de otro esto, pero realizado de un modo brillante, vibrante e inteligente.
¿Quién pensará en el águila de los fieles? se adentra en el mundo de la razón humana, de las emociones y de las justificaciones de las acciones. Tanto es así que la narración tiene lugar en el gabinete de un psiquiatría… bueno, psicólogo. En este sentido, nos habla de la manera en la que nuestras creencias y deseos terminan condicionando las acciones. Ahora bien, la cuestión fundamental es si el personaje busca transcender la historia (y finalmente lo consigue). En este caso, el elemento más irreverente que plantea el cómic es que la propia estructura de la democracia está asentada en una decisión heroica y poco o nada conocida.
Se nos presenta a un personaje histórico, Carrero Blanco, y se nos habla de algunos elementos significativos que rodeaban a este personaje. A raíz de ahí, la obra comienza a subvertir toda esta significación para modificarla sustancialmente. Además, en un juego muy sugerente, se subvierte también al mundo del superhéroe para convertirlo es una especie de esperpento de todo aquello que supuestamente es. Para lograr todo esto, Medina utiliza un recurso presente en los cuentos de hadas que sirve como catalizador de todo lo que ocurre en esta obra.

Sin ninguna duda la obra combina a la perfección el humor, la parodia y la reflexión sobre la historia reciente. Todo ello estructurado en un cómic con aire teatral, ya que los personajes son escasos y todo el peso de la narración recae sobre dos. Esto incrementa la potencia narrativa de la transgresión, ya que reduce la acción y deja al personaje principal “desnudo” (metafóricamente) frente a los lectores.
Por otro lado, el trabajo de Ogre y García me ha encantado. Se ajusta, perfectamente, al canon del underground pero con un nivel de calidad sorprendente. En este sentido, el trabajo es feísta, pero elegante; sucio, pero pulcro. Una curiosa combinación que logra atrapar al lector, el cual seguirá pasando páginas esperando la siguiente gamberrada. Por otro lado, el uso del color también está muy bien elegido, ya que se opta por recordarnos, constantemente, los elementos simbólicos del personaje. Además, abundando en lo que comentamos al comienzo de esta reseña, el cómic utiliza una estructura bastante racional (y moderna), pese a que, posteriormente, subvierte todo este planteamiento de carácter racional y objetivo para llevarlo a un mundo alternativo.
En definitiva, estamos ante un trabajo que tiene muchos elementos de interpretación. Un cómic sugerente y genial. Enormemente recomendable.
Por Juan R. Coca