
Adentrarse en el mundo de las enfermedades mentales resulta francamente complejo y es posible caer, con cierta facilidad, en los estereotipos y prejuicios socialmente establecidos. Si recordamos muchos de los personajes que vemos en Batman, podemos comprobar esto mismo. El Joker o El Espantapájaros son dos buenos ejemplos de lo que acabamos de indicar. Por suerte, existen trabajos que rompen esta dinámica y optan por tratar la complejidad de algunos problemas mentales ahondando en su complejidad y en sus paradojas. Esto es lo que han hecho Ángel Abellán y Luis Armand en la obra de la que vamos a hablar hoy.
La narración está planteada de un modo clásico. Un chico joven llamado Tonyo tiene problemas. Parte de estos problemas están asentados en la infancia, donde una gran desgracia desencadena parte de la historia. De ahí que Abellán opte por llevarnos al pasado, a la niñez de los personajes principales, para, desde allí, dar un salto a la actualidad. Este coqueteo con la niñez nos sitúa en una perspectiva que podría parecer algo maniquea. El guionista opta por este momento de la vida para incrementar el aspecto emocional de la obra. ¡Vaya novedad! No es así, desde luego. Aunque creo que el creador entra en este juego y utiliza esta argucia narrativa para que pensemos esto mismo. Más adelante veremos la razón de esto.

Pues bien, ya situados narrativamente en el presente vamos a toparnos con el personaje principal de la obra. Él va a ir cambiando, con cierta rapidez, entre mundos diferentes. Los veremos hablando con una especie de títere algo macabro y más adelante con su novia. Todo es realmente confuso. Un poco más adelante volvemos a toparnos con este hombre/títere. Todo ello acompañado con un cambio en la estructura de la narración visual y en el color empleado. Gracias a la estrategia de Armand podemos comprender, con cierta facilidad, que estamos ante dos mundos o dos realidades diferentes. Pero… no acabamos de comprender bien lo que sucede. La obra resulta demasiado extraña y confusa. Pensamos en dejarla… Bueno… Vamos a darle una oportunidad. Parece que esto se aclara.
¡Y tanto! Paulatinamente la historia va tomando forma y vamos comprendiendo la realidad Faulkneriana en la que estamos inmersos. Los creadores de Lo que más miedo te dé (publicada por GP Ediciones) nos introducen con rapidez y algo de dureza en el mundo de la ansiedad. Un mundo de comprensión e incomprensión. Un mundo donde el afectado no siempre es dulce, cariñoso, sino que puede ser egoísta e incomprensivo. Un mundo realista en el que la desgracia y la felicidad se comparten. En el que las tragedias compartidas son menos tragedias.
Ahora bien, Abellán y Armand optan por hacer un trabajo con aire comercial y evitar conformar una historia que pueda resultar desesperanzadora y desagradable. En este sentido, la obra está planteada como un proceso vital de superación. Reconozco que prefiero este tipo de obras en las que apenas hay espacio para lo agradable, en la que los personajes viven y no llegamos a ver el final del túnel. Una realidad que, por otro lado, existe y no suele ser mostrada. Ahora bien, con independencia de mis gustos personales, que poco importan, la obra que tenemos ante nosotros es un ejercicio de solvencia narrativa. Al terminar de leerla uno desea volver a empezar, reflexiona sobre la propia vida y sobre aquellos fenómenos humanos que las personas no terminamos de comprender. Quizás la propia vida sea más difícil de asir que la metafísica.
En este trabajo me ha resultado interesante la narración angulosa de Armand. Posiblemente este carácter ayude al lector a situarse ante una historia repleta de… ángulos. Su trabajo es muy actual, pero no termina de atraparme por ser un tanto sencillo. No pretendo afirmar que sea un mal trabajo, en absoluto. Simplemente no he terminado de conectar con él. Ahora bien, el personaje de caracteriza la voz interior de Tonyo me ha llamado visualmente la atención. La narración visual está estructurada en función de la realidad que estemos observando. No me refiero exclusivamente al color, sino también a la estructura general de las viñetas.
Una obra que sobresale en el panorama nacional actual por su honestidad y valentía. Un trabajo que puede ser empleado tanto para comprender algunos aspectos de las afecciones mentales como para enseñar sobre ellas. Una historia repleta de detalles y matices. Un gran trabajo.
Por Juan R. Coca