
En otra ocasión ya os contamos que íbamos a ir publicando una serie de artículos sobre distintos personajes o distintas historias o, incluso, autores que hubiesen tenido alguna vinculación destacada con la revista El Víbora. No podemos hacer eso sin mencionar a uno de los personajes más interesantes que han pasado por sus páginas. Nos estamos refiriendo a Ángel, un personaje creado por IRON y Mediavilla, cuyas historias fueron publicadas en la última parte del siglo XX bajo el título del Ángel Exterminador.
Ángel es un personaje realmente destructivo es un personaje rabioso que realmente lo que lo que pretende condensar es la rabia social que existía en la España de los de finales del siglo XX especialmente de finales de los 80 y principios de la década de los 90. Esta situación social estaba generando por las profundas transformaciones a las que se vio sometido el Estado. Esto hizo cuestionar el denominado Estado de Bienestar e incremento la incertidumbre social. En esta situación los creadores sentían la necesidad de proyectar su rabia de alguna manera y este trabajo es, sin ninguna duda, un mecanismo de catarsis social.
Ángel es un joven con cierto aire punk que además se jacta de pretender ser duro, de estar por encima de las de los condicionantes burgueses, de los aspectos imaginarios que afectan a otras personas. Al fin y al cabo, él es mucho más que eso. Ángel lucha contra todo lo que significa no poder hace lo que le da la gana y plantea un individualismo hipertrofiado que actualmente nos lo encontramos con frecuencia en la sociedad. Esto nos lleva a pensar que ese individualismo se utilizó como herramienta de reivindicación, como una especie de bandera de progreso, pero que, actualmente, ha traído consigo unos problemas sociales inesperados. No obstante, el trabajo de IRON nos permite comprender la materialización cultural de estos aspectos a través de una obra realmente brillante.
Ángel es, por lo tanto, rabia contenida que acaba saliendo a borbotones a través de un personaje cualquiera. Un personaje suburbial que personifica a alguna de esas tribus urbanas tan relevantes a finales del XX. Este personaje es la materialización de una juventud desencantada con la evolución social, que estaban hartas de lo que tenían delante y estaban dispuestas (por lo menos mentalmente) a destruir todo lo existente. En este sentido, Ángel es diseñado como una especie de superhéroe que no está dispuesto a que los aspectos típicamente humanos le condicionen. No quiere estar limitado por el hambre, por su propia heterosexualidad, no está dispuesto a que le condicione ni siquiera el pudor, el poder o la opresión. Ni siquiera el sufrimiento del otro.

Estamos ante una especie de superhombre Nietzcheano que realmente trasciende todos los condicionantes puramente biológicos y se concentra en su hedonismo. Ahora bien, este placer es realmente particular, ya que se procesa a través de la destrucción y la rabia. Además, tiene un elemento de caracterización muy interesante: su boca. Este rasgo recuerda al hombre que ríe de Víctor Hugo y, por lo tanto, al conocido Joker. Ángel presenta ciertas particularidades mentales que nos llevan a pensar que existen ciertas concomitancias entre ambos personajes. No estoy diciendo que hubiese influencia entre ellos, sino ciertas convergencias. Ahora bien, Ángel es ese Joker que la sociedad puritana no permite que se muestre. De ahí que sea mucho más honesto que el personaje estadounidense.
IRON logra que todo lo hediondo que llevamos dentro cada una de nosotros salga sin ningún tipo de complejos y sin ningún tipo de problemas. De ahí ese carácter catártico de la recopilación que estamos analizando. Todo ello contenido y condensado en un mismo personaje; algo francamente sorprendente. Decimos esto ya que, muchas veces, en los cómics de carácter más underground nos vamos a encontrar matices y sutilezas que aquí no existen. De ahí su brillantez. Ángel es pura y dura maldad. Es la condensación de la perversión más absoluta concentrada en un joven resentido. Pero, además, también es un ángel (en el imaginario religioso) ya que presenta una serie de valores de fidelidad un tanto chocantes. En este sentido, y debido a su carácter mesiánico, si otros personajes no siguen dichos valores, acaban provocando su propia destrucción.
En la fantástica recopilación publicada por La Cúpula, aparecen dos historias principales. La primera narrada en tonos grises y azulados, con elementos oscuros. Posteriormente veremos una historia breve en blanco y negro. Al final, encontramos otra historia larga en color. La narración visual se ajusta perfectamente a este tipo de historia de carácter underground. Estamos ante una narración dura, directa, sin metáforas o circunloquios de ningún tipo. Una obra repleta de onomatopeyas, de gritos, crujidos, golpes, etcétera.
La narración escrita, que no es lo fundamental en este caso, se atiene perfectamente a la narración visual. Es decir, IRON parece que lo que pretendía era mostrar toda esa violencia a través de imágenes, y después la complementa con la narración escrita para acabar de entender todo aquello que está sucediendo. Ahora bien, veremos que hay páginas enteras sin ningún diálogo. Ahí todo es acción. En otras, los diálogos son pequeños, algo que resulta recurrente a lo largo de la obra. De ahí que parece claro que lo que importa más es la propia acción en sí y no tanto la profundización del personaje. Tanto es así que, como hemos dicho antes, el personaje desconcierta y puede dar la sensación de que la historia es demasiada abierta y que no acabamos de profundizar en sus motivaciones. Ese hueco nunca va a ser cubierto y de ahí el enigma de esta historia y lo interesante de la misma.
Por Juan R. Coca